Atisbo de un recuerdo

Hay recuerdos que vienen asidos a una nota de piano

Y vidas que penden de un suspiro

Hay personas que se quedan para siempre en el aire de una noche de luna

Y al ser evocadas ponen de manifiesto la inmensidad de una cama sin su ritmo, sin su compás, 

la inmensidad de una cama sin los extremos impredecibles de un bemol

Hay seres, que se funden con almas afines, y aunque no hayan nacido bajo el mismo signo

Se reconocen y se entregan

Esta noche invoco a futuro la lectura de mis dedos sobre los contornos de tu vientre, la melodía de tu alma sofocada, la discordancia del sentido en el caos,

Aquel barullo en el que un grito o un gesto desencajado no se parecen en nada al dolor.

¡Que conste!

A cada santo su día

El tren no llega los domingos

Bonita

¿A dónde vas, bonita? 

Mis ansias te invocan, 

Pero el conjuro se pierde en tu ausencia

Ayer te echaba de menos y pensaba 

Mañana será otro día, otro día

Aunque te percibo más distante cada vez

Se aleja de mí tu redención

Como el tren se aleja de la estación 

Pienso anegado en suspiros

Mañana vuelve quizás

Pero mañana es domingo y los domingos no llega el tren

Entonces busco una esperanza en el calendario

Mañana quizás, el martes quizás, algún día quizás

Mientras tanto sigo pensando en ti porque, 

Aunque el tren no venga yo te pienso el domingo

A la Santa Virgen del Recato

Yo te conozco Santa Virgen del Recato y de los Impulsos Reprimidos. 

Te conozco tanto sin conocerte porque te identifico como un alma idéntica a la mía. 

Porque somos afines aunque no nos correspondamos ni estemos destinados, pues injusto es el destino. 

Sin embargo, eres tanto como yo, un lobo alejado de la manada, cazando en solitario, pues te he visto acechar a tu presa en medio de la pradera, y es tan rebosante, bello y salvaje tu instinto que no logras escamotearlo, a pesar de tu recato.