Yo soy tu dios
El orfebre de tu alma lasciva
El soplo de fuego de tu concupiscencia
Tú fuiste mi plan desde el principio y tendí mis redes hasta convertirte en lo que eres
Yo palpé la roca de tu cuerpo y esculpí tus caderas equinas
Una cincelada a la vez, una tras otra sin frenar un solo instante
Y a medida que te formaban mis caricias y templaba tu carácter en mi hoguera
Yacían desparramadas sobre el yunque las piezas de tu nuevo corazón de hierro dispuestas para el ensamblaje
Y dispersos por el suelo los pudores de tu antigua vida
Consumiéndose en la savia eterna de mi deleite
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