sábado, 28 de julio de 2018

Me asomo a la ventana y veo arriba el cielo gris de un invierno inusitado. Una gélida sensación de lejanía me sacude y me veo en otra tarde de diez años atrás andando bajo el cielo encapotado de Guatemala, con los zapatos y la ropa mojados, y me pregunto cómo pude ser tan valiente. 
A mi lado, ella, que me acompañó todo aquel tiempo me vuelve a decir:

"Let the rain fall down 
Everywhere around you 
Give into it now 
Let the day surround you 
You don't need a reason 
Let the rain go on and on"

Entonces caigo en la cuenta de que somos caracoles, llevamos la casa a dónde vamos, solo que la nuestra se ubica justamente en el centro del pecho.